Del mismo modo, un reciente estudio de We Mean Business reveló que, para alcanzar los objetivos climáticos mundiales, es necesario solventar una brecha financiera de $4.1 trillones de dólares para Soluciones Basadas en la Naturaleza (NBS, por sus siglas en inglés). Por otro lado, en el Día de la Tierra, millones de personas se hicieron eco del grito de guerra: #InvestInOurPlanet.
A pesar de esto, el 93% de las empresas ni compensan ni reducen su impacto climático todavía: en otras palabras, no hacen nada para hacer frente al cambio climático.
Sin duda, necesitamos un cambio.
La acción por el clima requiere integridad, innovación y, sobre todo, financiación. Esto plantea dos preguntas: en primer lugar, ¿de qué mecanismos disponemos para que las empresas financien la acción climática hasta 2030? Y en segundo lugar, ¿cómo podemos garantizar que la financiación produzca el impacto prometido?
El MVC proporciona un medio eficaz para que las empresas financien actividades que impulsen la transición mundial hacia las cero emisiones netas, y el potencial es enorme.
Si las 1.700 empresas con mayor volumen de emisiones invirtieran tan solo el 10% de sus emisiones en proyectos basados en la naturaleza, se podrían movilizar más de 1 trillón de dólares de aquí a 2030. Esta financiación puede ayudar a las comunidades locales, los propietarios de tierras y las ONG a superar uno de los mayores retos a los que se enfrentan: garantizar el acceso a la financiación.
¿Por qué los mercados de carbono? Aunque existen otras soluciones como las inversiones directas en soluciones para la tierra, estas son complicadas, ya que suelen implicar acuerdos pequeños y agregados, riesgos monetarios y estructuras de propiedad complejas. Sin embargo, los mercados de carbono consideran a las comunidades, los agricultores y los propietarios de tierras como socios comerciales, en lugar de realizar una inversión directa con una rentabilidad financiera esperada. Y lo que es más importante, la financiación del carbono (a través de la compra de créditos certificados negociados en los mercados de carbono) es un pago por resultados: ofrece una forma basada en los resultados de financiar la aplicación de prácticas transformadoras que no producen necesariamente grandes beneficios financieros, pero que tienen un impacto medioambiental y social positivo cuantificable.
En los próximos siete años, el MCV podría crecer hasta 13 veces más y reducir y eliminar hasta 2,6 GT de emisiones de GEI. Esto representaría hasta el 5% de las emisiones mundiales actuales.
Para lograr un impacto climático real, las empresas deben adherirse a unos principios sencillos y de alto nivel. South Pole publicó sus Principios para el uso de Créditos de Carbono con el fin de apoyar a las numerosas empresas que quieren invertir en el planeta y en la financiación de la transición global, pero que no saben cómo hacerlo de forma creíble.
El ecosistema del MVC está formado por muchos actores diferentes como desarrolladores de proyectos, propietarios de proyectos, dueños de tierras y auditores independientes; organismos del sector como la Alianza Internacional para la Reducción y Compensación de las Emisiones de Carbono (ICROA, por sus siglas en inglés); y una estructura que incluye estándares y metodologías de certificación. Aunque el MVC no está regulado, estos actores respaldan el mercado, normalizan, mantienen y actualizan continuamente unos principios sólidos, al igual que garantizan un impacto real y medible de los proyectos que operan dentro del MVC.
Además de adquirir proyectos con estándares de certificación reconocidos internacionalmente, otro distintivo de calidad son los cobeneficios que ofrece un proyecto. En otras palabras, los beneficios que van más allá del carbono, por ejemplo: aumentar la seguridad alimentaria, proteger la biodiversidad o ayudar a crear nuevos medios de vida sostenibles. Igualmente, pueden ayudar a las mujeres a ser más independientes y mejorar su acceso a servicios básicos como el agua, la educación y la sanidad.
Tanto Verra como Gold Standard, organismos líderes de certificación del Mercado Voluntario del Carbono, han diseñado herramientas imprescindibles e incluso nuevos estándares para medir y certificar los cobeneficios de una forma más estandarizada. Aunque aún queda camino por recorrer en cuanto a la supervisión de los cobeneficios, la elección de proyectos con un fuerte impacto más allá del carbono garantiza que una empresa contribuya a mejorar el nivel de vida local en el país donde se realiza el proyecto y, por tanto, a una transición justa hacia el net zero.
La financiación del carbono está permitiendo la protección a largo plazo de la concesión de Alto Huayabamba mediante el apoyo a los medios de vida locales.
La integridad exige cumplir normas de alta calidad en la contabilización del carbono, la adicionalidad, las garantías sociales, las características de los proyectos y los cobeneficios. Los estándares y metodologías establecen normas de desempeño cada vez mejores para la revolución verde y proporcionan infraestructura para el mercado. Por su diseño, son ágiles y están preparadas para adaptarse de forma proactiva y reactiva a medida que entran en juego nuevas tecnologías y aprendizajes. Es fundamental que los actores fomenten métodos de evaluación comparativa armonizados y aceptados en todo el mundo, sobre todo en sectores delicados como el de las soluciones basadas en la naturaleza.
South Pole ha hablado ampliamente tanto de la complejidad como de la urgente necesidad de los proyectos REDD+, que desempeñan un papel fundamental en la protección de los bosques, la conservación de la biodiversidad y la obtención de carbono irrecuperable para lograr una rápida reducción de las emisiones a gran escala. La estructura del MCV integra actualizaciones de las líneas base, avances tecnológicos y nuevos conocimientos para evolucionar en paralelo con las mejores prácticas. Esta evolución está superando los límites de las mejores prácticas y exige que las empresas sigan dirigiendo la financiación a las comunidades de la periferia forestal a través del mecanismo REDD+; no podemos permitir que la perfección sea enemiga de lo bueno.
La integridad exige cumplir estándares de alta calidad en la cuantificación del carbono, la adicionalidad, las salvaguardias sociales, las actividades de los proyectos y los cobeneficios. Los estándares y metodologías establecen parámetros de rendimiento cada vez mejores para revolucionar la sostenibilidad y proporcionan infraestructura para el mercado. Por su diseño, son ágiles y están preparadas para adaptarse de forma proactiva y reactiva a medida que entran en juego nuevas tecnologías y aprendizajes. Es fundamental que los agentes aboguen por métodos de evaluación comparativa armonizados y aceptados en todo el mundo, sobre todo en ámbitos sensibles como las soluciones basadas en la naturaleza (NBS).
South Pole ha hablado ampliamente tanto de la complejidad como de la urgente necesidad de los proyectos REDD+ (aquí y aquí), los cuales desempeñan un papel fundamental en la protección de los bosques, la conservación de la biodiversidad y la obtención de carbono irrecuperable para lograr una rápida reducción a escala de las emisiones. La arquitectura del MVC integra las actualizaciones de las bases de referencia, los avances tecnológicos y los nuevos conocimientos para evolucionar a la par que las mejores prácticas. Esta evolución está superando los límites de las mejores prácticas y exige que las empresas sigan dirigiendo la financiación a las comunidades de la zonas forestales a través del mecanismo REDD+; no podemos permitir que la perfección sea enemiga de lo bueno.
“Todos y cada uno de los proyectos se someten a un periodo de comentarios públicos de unos 30 días, en el que cualquier persona -independientemente de si participa o no en el proyecto- puede hacer comentarios. Este grado de transparencia e inclusión de las partes interesadas no existe en muchas, si no en ninguna, de las otras formas de financiación climática” — Chetan Aggarwal, Director de Estándares y Metodologías Sostenibles, South Pole.
Durante más de 17 años, South Pole ha sido pionero y ha aplicado diversos enfoques para lograr un verdadero impacto climático a gran escala. Algunas iniciativas han ofrecido valiosas lecciones, mientras que otras han dado lugar a importantes reducciones de las emisiones de carbono y beneficios para las comunidades vulnerables. Un logro reciente es la NextGen CDR Facility (NextGen), una empresa conjunta de South Pole y Mitsubishi Corporation. Compró cerca de 200.000 toneladas de CDR de tres proyectos, incluido el mayor proyecto tecnológico de eliminación de carbono del mundo, lo que demuestra un interés empresarial tangible por diversas tecnologías de CDR que ofrecen una eliminación de CO2 a largo plazo. Estas acciones están contribuyendo a que los CDR superen el punto de inflexión vital para que estén fácilmente disponibles a precios asequibles.
A medida que las crisis mundiales se intensifican y el cambio climático agrava la situación, es necesario actuar con urgencia para reducir las emisiones globales y revolucionar la forma en que podemos hacer negocios dentro de los límites de nuestro planeta.
Hoy, más que nunca, estamos sometidos a una enorme presión para desbloquear millones de euros que ayuden a empresas, comunidades y gobiernos en la transición hacia un futuro seguro y sostenible. El MVC es uno de los pocos medios que disponen las empresas para responsabilizarse de su impacto en su transición hacia la descarbonización, especialmente en los años cruciales que nos quedan hasta 2030.
Los mecanismos de mercado han demostrado de forma tangible que pueden ser parte de la solución para financiar nuevas tecnologías climáticas, reconocer el valor de los servicios ecosistémicos y poner precio a las emisiones de GEI. Si se utiliza eficazmente, el MVC puede aportar financiación a gran escala que ayude a frenar los efectos irreversibles del cambio climático y garantizar beneficios tanto tangibles como cuantificables para las personas y comunidades más expuestas a esta crisis climática.
Juntos podemos construir un futuro sostenible a través de una auténtica acción por el clima, sustentada en la integridad, la innovación y el impacto positivo, para guiarnos en nuestro camino hacia un mundo mejor.